jueves, 11 de junio de 2015

Yo soy de Pablo y yo soy de Apolos

Yo soy de Pablo y yo soy de Apolos  

Cuando no notamos que el Diablo juega con nosotros.


Es chistoso como a lo largo de las cartas del apóstol Pablo les enseña a la iglesia naciente una serie de preceptos en los cuales siempre lo hace con amor, dulzura, paciencia, sin embargo en 1 Cor. 3 se enoja y los reta cuando los trata de carnales, les dice que son niños espirituales, que debieran estar comiendo alimentos sólidos pero el tiene que volver a darles leche, porque no están preparados aun. Todo esto porque estaban causando división en la iglesia. 1° Cor. 3:1-4


Es típico que en cualquier lugar que esté conformado por seres humanos, hayan problemas: discusiones, enojos, chismes, etc. y obviamente la iglesia no está exenta de eso. Esto ocurre principalmente porque se generan amistades y al afianzar los lasos con una persona naturalmente se distancian los lasos con las demás. Hasta aquí todo bien, en lo personal no me complica que un miembro pueda tener mayor cercanía con algunas personas que con otras.


Lo que me complica es que la gente tome bandos cuando estás cosas ocurren y que muy pocos tengan 2 dedos de frente para ver entre medio de esto al Diablo metiendo la cola. Nosotros no ignoramos las maquinaciones del Satanás, la biblia nos enseña que él gana ventaja sobre nosotros si no somos capaces de discernir lo que viene de él y lo que no. 2 Cor. 2:10-11

Cuando en una discusión, conflicto, desubicación, inmadures, etc. comienza a aparecer la gente que defiende a uno y luego al otro, el único que disfruta es el diablo, los hermanos comienzan a usar versículos bíblicos para atacarse, comienza a salir la Palabra de contexto, luego uno o más se enojan, lanzan otros versículos de vuelta, los afectados se entristecen o se enojan, y finalmente se genera división en el cuerpo de Cristo. 

Ambos bandos creen que están cumpliendo con la obra del Señor enrielando al otro equipo descarriado, pero no se dan cuenta que lo único que hacen es daño, daño a la iglesia, daño a los hermanos, daño a las relaciones humanas, daño a Jesús y su obra, daño a la Cruz de cristo y su padecimiento. 



Se ningunea la obra redentora del Señor cuando los mimos miembros que Él salvó se dedican a hacerle el trabajo al diablo destruyendo la iglesia desde adentro. Y esto es lo que más me molesta, que no tengan la capacidad de darse cuenta que al tomar un bando lo único que hacen es destruir y darle espacio al enemigo para que éste tome el control, son usados por satanás, personas con conocimiento y antiguas en las congregaciones no se dan cuenta que deben aprender a callar, no a tirarse "palos por Facebook", aprender a actuar como lo habría hecho Jesús, no a usar un versículo bíblico como ironía para dañar a mi hermano, aprender a hablar con una palabra simple y llena de amor, de manera personal si es que esto fuese necesario. 

Espero que algún día aprendamos a valorar lo que hizo Jesús por nosotros y en nuestro hermano ver a Cristo, porque cuando eso ocurra, lo trataré con verdadero y genuino amor, y cuando se ama, no se desea dañar sino que el bien para el otro, por lo tanto aprenderemos a guardar silencio y a tratarnos como corresponde a hijos de Dios.

miércoles, 10 de junio de 2015

Dios ve el corazón...

No importa total Dios mira el corazón, no lo que ven los hombres...



Nos acostumbramos a usar esta frase como una especie de escudo que indica que cualquier cosa que hagamos a la vista de los demás da lo mismo porque total: "Dios ve el corazón". Sin embargo en lo personal me preocupa que "Dios vea el corazón" ya que está viendo mis verdaderas intenciones. 

Creo que en vez de ser una frase que nos proteja del juicio de los demás, nos expone a la mirada de Dios frente a nuestras reales motivaciones para hacer las cosas, porque claro los demás opinan en base a lo que ven pero no saben mi real motivación, eso significa que puedo tener una actitud piadosa y de amor siendo que es falso, que puedo tener una linda sonrisa siendo que es falsa, o una buena apariencia y por dentro estar podrido. Que me importa más lo que opine mi hermano o lo que opine Dios.

Al pensar en esto creo que debe ser algo que nos preocupe que Dios mire el corazón, algo que nos haga reflexionar, algo que nos haga cuestionarnos a nosotros mismos nuestras verdaderas motivaciones. 

Del corazón viene lo malo:

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. (Mateo 15:19)

El corazón es engañoso y perverso:

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9)

Lo que se refleja a la vista de todos es lo que hay en el corazón:

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Lucas 6:45)

En base a lo anterior vuelvo a reflexionar en que cuando Dios usa esta frase le está hablando al profeta Samuel, acerca de David, y que luego habla que David es un hombre conforme al corazón de Dios. Por lo tanto cuando Dios vio el corazón de David, lo que vio era algo muy parecido a su propio corazón. Algo que lamentablemente muchos de nosotros (o yo en lo personal) tal vez no estemos al nivel.



Creo que decir que Dios ve el corazón en vez de protegernos como un escudo delante de los demás debe ser algo que nos preocupe y que incluso nos motive a pedirle al Señor que él mismo nos muestre nuestro propio corazón y nos diga si en él anda algo mal para poder cambiarlo.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno. (Salmos 139:23-24)